Una buena
combinación, que me he aficionado a hacer en los últimos años, es enlazar los
parques de Monfragüe (Cáceres) con los de Cabañeros y Tablas de Daimiel (Ciudad
Real). Entre el primero y el último no hay más de 4 horas por carretera. A
cambio recibo unas dosis de biodiversidad importantes para saciar mi sed de
campo. Tres joyitas naturales. Así que después de acompañar al Tiétar en su
fluir extremeño por el oriente de Monfragüe, pongo rumbo a Castilla-La Mancha.
Allí, me detengo hoy en una de las zonas más bonitas (y diferentes) del parque nacional de Cabañeros (Ciudad
Real). En esta ruta no se viene a hacer en busca de la famosa raña. Hay encinas
y alcornoques, pero nada de paisajes adehesados. Aparte de estas y otras
plantas mediterráneas como quejigos, jaras, tomillos, etc., un bosque de ribera
con sauces y fresnos, y la presencia ocasional de especies como el tejo o el
abedul, la ruta del Boquerón del Estena
tiene importancia eminentemente geológica. De un pasado geológico ligado al
mar, aunque el nombre de boquerón nada tenga que ver en este caso con ni con el
mar, ni mucho menos con la presencia de este pequeño pescado azul en las aguas
del Estena.
El río Estena es
célebre por la existencia de fósiles
marinos cuando esta zona estaba cubierta por las aguas del mar, hace 400
millones de años.
La ruta parte de
las inmediaciones del pueblo de Navas de Estena y son 6 kilómetros ida y
vuelta acompañando a las aguas del río en su curso hacia el arroyo del Chorrito
(ruta 5 mapa del parque nacional editado por el CNIG y Parques Nacionales). No
es raro toparse con galápagos leprosos tomando el sol en las piedras del río y
con los excrementos que revelan la presencia de nutria en la zona.
Lo que si veremos
seguro son los restos fósiles que llevan allí muchos millones de años.
Rizaduras de las olas marinas fosilizadas, restos de trilobites e
incluso un enorme gusano gigante perfectamente conservado. Sorprendente. Podéis
descubrir algo más sobre los fósiles del Estena en el centro de información del
parque de Navas de Estena, donde también podéis concertar la visita guiada,
siempre más recomendable para sacar provecho al recorrido, para hacer la ruta
del Boquerón del Estena. ¿Y lo del boquerón? Pues tiene que ver con boca o
abertura, en el sentido de estrecho por el que se abre paso el río. Se observa
esta formación a la derecha de la ruta, a la altura precisamente de otra
formación rocosa característica: las torres, unas elevaciones cuarcíticas en
forma de columna.
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